Cada vez existen más evidencias científicas y
experimentales del tremendo poder del pensamiento en nuestras vidas, tanto en
sentido positivo como negativo, tanto para curar y abrirnos caminos, como para
enfermarnos y cerrar oportunidades. Investigadores del departamento de
fisiología de la Universidad de Columbia, (USA, Nature, Ciencie. XXIV, 23/08,
2006), usando isótopos radioactivos, como marcadores biológicos en las
inmunoglobulinas humanas (proteínas y elementos de las defensas biológicas del
organismo) demostraron que solo basta un minuto de pensamientos negativos y
autodestructivos, para que se altere por 6 horas la capacidad inmunológica del
ser humano.
El Dr. Carl Silmonthon, investigador de
oncología de Harvard, tiene evidencias clínicas y estadísticas de cómo
actitudes pesimistas y derrotistas hacen que proliferen con mayor fuerza
células cancerosas y se formen tumores. En el otro sentido, el Dr. Martín
Seligman, creador del concepto de Psicología Positiva, autor del libro “La
felicidad Verdadera”, demuestra con argumentos irrefutables y abundante
investigación científica, como personas optimistas y positivas de pensamiento,
han superado graves enfermedades, tragedias personales y situaciones muy
conflictivas, pensando positivamente, cuando todo se derrumbada a su alrededor,
convirtiéndose en héroes y salvadores de sus propias vidas.
Por otro lado la
física cuántica nos demuestra que al ser todo energía (la materia es energía
condensada) y el pensamiento también lo es, este, el pensamiento, está
permanentemente co-creando la realidad que vivimos diariamente. Por lo tanto
dicen que pensar en determinados asuntos, va cargando el “campo cuántico” de la
realidad que vivimos y se pueden producir fenómenos de alteración de
posibilidades.
De hechos los investigadores con partículas
subatómicas saben perfectamente que sus pensamientos afectan irremediablemente
el resultado de sus experimentos. Con todos estos antecedentes debemos hacernos
muy responsables de lo que pensamos de nosotros mismos, de nuestra realidad, de
los demás y del futuro. Somos totalmente co-partícipes de lo que nos pasará en
un futuro próximo, cada uno de nosotros somos nuestro propio premio y nuestro
propio castigo. Cada pensamiento, cada actitud, emoción y acción van tejiendo
la trama de la vida que vamos a vivir, es decir, no podemos dejar de ser
sembradores de la cosecha que vamos a recibir.
La magia del pensamiento positivo solo se
comprende si se practica, y su prueba de fuego, para saber si hemos comprendido
o no, es cuando todo está mal, o no estamos contentos con las cosas que ocurren
y nos invade el derrotismo. Si en esos duros instantes, nos replegamos a
nuestro interior más profundo y desde ahí sacamos fuerzas de flaquezas,
mantenemos la calma y pensamos positivamente, sin ser ilusos, veremos que con
el tiempo desarrollamos un poder para cambiar las cosas……. Pensar en positivo
Ya que somos más concientes de lo importante que es pensar positivamente en
todo asunto, con lo que hemos explicado, es bueno tener una pequeña pauta para
corregir ciertos hábitos negativos en nuestra forma de procesar lo que nos pasa
y adoptar estrategias más constructivas. Tener en cuenta estas claves puede
ayudarnos a reformular nuestra forma de sentir, de actuar y de pensar en
nuestra experiencia cotidiana. Practicar estas estrategias nos puede ayudar a
alcanzar un cierto nivel de éxito y mejorar nuestra calidad de vida, estos
puntos son:
1.- Evitar las ideas del tipo “todo o nada”. La realidad no es
“blanca y negra” o “buena o mala. Si pensamos en esos términos, somos rígidos y
no damos lugar a matices o puntos de vista. Por lo general nuestra mente tiende
a ser polarizada en sus planteamientos, esto hace que nos angustiemos y
exageremos muchas cosas, debemos evitar este mal hábito.
2.- No generalizar
demasiado. Alguien mintió o no acudió a la cita, pero eso no significa que
ocurra en todos los casos. Conclusiones que comiencen con “siempre” o “nunca”
suelen conducir a exageraciones.
3.- No focalizar en el peor detalle. Las
situaciones tienen distintos puntos de vista. Si elegimos centrarnos en lo
peor, todo se verá mal. Por ejemplo, dar más importancia a críticas que a
elogios.
4.- No minimizar lo bueno. Siempre hay algo positivo para destacar. Si
lo pasamos por alto o lo desvalorizamos, perdemos la oportunidad de apreciar
sus ventajas. Ver lo bueno, en lo más malo, es todo un arte, y no deja de ser
cierto, con el tiempo.
5.- Por menos o por más. Nos equivocamos tanto cuando
exageramos la importancia de un problema como cuando minimizamos nuestras
capacidades para afrontarlo.
6.- Evitar las predicciones. Ante indicios confusos o que nos despiertan
ansiedad, anticipamos la peor conclusión. Pensar que algo saldrá mal incide en
su resultado.
7.- Decir “no” a las suposiciones. En nuestra comunicación
cotidiana es frecuente que creamos que otro (amigo, pareja, compañero) piensa o
siente de un modo. ¿Cómo sabemos que es así? Preguntar es mejor que suponer.
8.- Huir de la victimización. Frases o sentimientos como “¿por qué me toca
siempre a mí?” o “siempre tengo mala suerte” o “¿por qué a los otros sí y a mí
no?” nos alejan de la responsabilidad sobre nuestros actos.
9.- No poner ni
ponernos etiquetas. Al equivocarnos, no toda nuestra persona merece ser
descalificada; y algo similar ocurre cuando otros cometen errores. No es lo
mismo decir “esto lo hice” que “soy un tonto”. Pero atención: tampoco
responsabilizar a los demás por errores propios.
10.- Poner límites a la propia
responsabilidad. Si nos creemos responsables de cada problema (una separación,
un hijo que desaprueba, etc.) sólo sentiremos culpa. Esta idea, sin embargo,
oculta otra, más negativa aún: creer que todo está bajo nuestro control. Estas
son algunas pautas que nos pueden orientar a pensar en Positivo, sin dejar de
ser realistas, y saber que existen problemas que enfrentar, que eso es normal.
Pero a la vez saber que existen soluciones por descubrir, estrategias para no
sufrir en forma necia y sobre todo aprender y comprender que con nuestra forma
de ser y de pensar vamos creando el futuro que vamos a vivir. La realidad es dinámica,
y cada día es diferente de otro, así, muchas veces cuando estamos preocupados
por un problema que ocurrió, no nos damos cuenta que eso por la cual sufrimos y
nos angustiamos, ya ha cambiado. Pensar positivamente, cuando existen problemas
y frustraciones, no es fácil y requiere temple y voluntad, pero es
absolutamente necesario comprender esta realidad, porque es una ley de la
naturaleza y querámoslo o no, nos afecta en influye en nuestras vidas. Éxito
¡!!. Ps. Antonio Estévez M. Santa Magdalena Nº 75 Of. 805, Providencia, Fono 33
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Bibliografía: La felicidad Verdadera, Martin
Seligman; Pensamiento Positivo, Tom Mullholand; Pensamiento Lateral, Edwards de
Bono,;Hipsoconciencia, Darío Salas Sommer,;La felicidad, Julián Marías,;Manual
de Vida, Epicteto.
FUENTE: CLINICA PSICOLOGICA CECOP EL PODER DEL
PENSAMIENTO POSITIVO